Historiador, egresado de la Universidad de Valparaíso. Ha realizado investigación relacionada con la escolarización campesina en la escuela rural primaria del sector de Codao, centrándolo en la cobertura, el aporte de privados en ésta función estatal y la obra de las Teresianas en el sector. Participando en seminarios de Ciencias de la Educación en la Universidad de Santiago y en escritos en los cuadernos del Cristianismo en América Latina. 

“De niño, recorría las Calles de la mano de mi abuelo materno, Justiniano Orellana López, quién acudía a su parcela situada en Codao Cerro casi todas las mañanas.  Crecí con sus relatos, cuentos, recuerdos y sus tallas del pasado. Su amor por su “Norma”, mi abuela, su arraigo por la tierra que lo vio desarrollarse, crecer, casarse, volverse propietario con la Reforma Agraria, tener hijos, disfrutar nietos, y también morir, en su casa, como él quería. ”Hugo cuenta que su tatarabuela, Irene Orellana, había llegado desde Navidad, pueblo costero de la región, hacia 1900, y se había asentado en el sector. Su hijo, Justiniano Orellana, Don Justo, había servido como chofer a la Misiá Sara, como era recordada la Patrona de la Hacienda Codao y en ese lugar, conoció a la que sería su esposa y bisabuela  de Hugo; Ana Rosa López Muñoz, quién pertenecía a los López, antigua familia del sector. 

Larga historia en tierras codagüinas, que nos hablan de las pericias del campesinado en aquella época. Gente sencilla, buena de corazón, que disfrutaba de la chicha, la empanada, las cazuelas hechas en fuego. Todo un mundo que nos habla de cómo se conformó una sociedad. “Creo que mi abuelo, con su sabiduría de la experiencia, me inculcó el amor por la Historia, que es la disciplina a la que me dedico. Sus palabras y consejos calaron hondo en mi personalidad, sobre todo por como él concebía a este lugar que nos ve desarrollarnos como comunidad. Por lo anterior, cuando escribo sobre este sector de Peumo, le dedico el alma del texto a este antiguo habitante. Justiniano de Jesús Orellana López."